GENOCIDIO CULTURAL
Actualizado: 22 mar 2022
¿Qué sucede cuando se quiere imponer una cultura? ¿Cuando se implantan(modifican) tradiciones? ¿Cuando se quiere forzar la imposición de una lengua que no es la propia? ¿Qué se pierde? ¿Qué se gana? ¿Que hace creer que existe una “cultura superior” a las demás? ¿Qué sucede cuando lo vernáculo se ve extinto por lo extranjero?
El colonialismo del siglo XVIII travestido de un fogoso nacionalismo llevó a la expansión de territorios y una forzosa imposición del control por parte de ciertas potencias europeas. A través del “artefacto” llamado “nación”, como lo denomina Anderson en su escrito “Comunidades Imaginadas”, nace un nuevo modelo hegemónico de control social. La Nación se presenta como una comunidad política imaginada. Se imagina como soberana porque su concepto apareció en una época en la que la ilustración y la Revolución Francesa destruyeron “La gracia de Dios” como fuente de legitimidad.
Anderson estudia como los orígenes de la conciencia nacional surgen del “print-capitalism”, siendo la imprenta y la publicación de libros una de las primeras empresas capitalistas. Las lenguas vernáculas desaparecen o convergen en las lenguas de imprenta, que se convertirán en las futuras lenguas nacionales.

Ahora bien, ¿Qué sucedió en (las colonias) África para que la masividad del capitalismo destruyera su esencia vernácula? Las poblaciones nativas se ven conmovidas desde muchos ángulos por la penetración imperialista. Cualquiera fuera la forma de trato para los nativos, el denominador común fue su consideración como seres inferiores, hecho que condujo a la segregación racial. Ciertas unidades culturales y lingüísticas son quebradas al ser impuestos los modelos europeos.
En la actualidad África ha perdido muchas de sus formas tradicionales de vida. El imperialismo llevó a asumir que el desarrollo para los países colonizados debía suponer necesariamente una negación de su historia, el rechazo a sus tradiciones culturales y la adopción de las prácticas culturales occidentales. El impacto más dañino fue la profunda lesión de la psicología colectiva: al punto de que la mayoría de los africanos tomaron verdades los mitos y mentiras acerca de ellos mismos: su primitivismo, la carencia de historia propia, su lenguaje incivilizado, y todo ello como causa fundante del atraso.
La pérdida de identidad cultural se ve afectada por la permeabilidad a la adopción indiscriminada de todo lo extranjero. De que lo proveniente de las potencias económicas es “mejor”. Un ejemplo claro, entre otros como el de la adopción de un lenguaje extranjero, se ve en el cambio de los métodos constructivos. Debido a la creencia occidental capitalista que lo tecnologizado siempre es mejor, la arquitectura vernácula se desvanece en el olvido.

Por “copiar” otra cultura, se utilizan materiales que no sólo no pertenecen al lugar, y se deben de importar, sino que por utilizarse en un clima diverso son “plagios” contraproducentes. A lo largo de la historia africana uno de los materiales más utilizados fueron el adobe y la paja, debido a sus grandes cualidades hacia el clima del lugar. ¿Qué hace que por querer imitar se implemente la chapa, o la construcción con tecnologías importadas porque se crea que es “superior”? ¿A qué punto se llega cuando se niegan las tradiciones por copiar indiscriminadamente?
La mayor pérdida es su identidad cultural, el genius loci, o espíritu de un lugar. Cada país tiene su propio genius loci, su imagen única. Dicha imagen propia se compone de materiales locales se deriva de costumbres locales, técnicas que han sido traspasadas de generación en generación. Sin embargo, la arquitectura vernácula en la mayoría de los países africanos está desaparecida, siendo abandonada y reemplazada por materiales y técnicas occidentales.
La pureza de una cultura y un continente rico de historia y tradiciones se resquebraja y genera grietas en la sociedad.
La «áfrica» pura se ve destruida por el paso del capitalismo y los países imperialistas. Indefensa, sólo le resta esperar sentada la desaparición de su pueblo.

FOTOGRAFIA Y ESCULTURA DE ANNALISA GIACOMINI
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