PELIGRO DE EXTINCION
Actualizado: 22 mar 2022
Muy lejos parecen haber quedado aquellas imágenes de los primeros años de la ciudad de La Plata, donde podía observarse un bosque constituido por grandes superficies verdes (mayor al doble de la superficie actual), con edificios e intervenciones puntuales, algunos de ellos hoy demolidos.
¿Somos conscientes del total de superficie de bosque que se ocupó?
Hace varias décadas que el bosque se encuentra menospreciado, se ha convertido en el patio trasero de la ciudad, el fondo, un lugar donde se ubica todo aquello que no se ha sabido donde implantar, lo que sobra, aquello por lo que no se han esforzado a encontrarle su lugar en la estricta cuadricula. Así fue entonces como el sector del bosque se ha encargado de absorber la falta de planificación urbana en la ciudad, pagándolo con su limitado espacio público.

En el bosque encontramos desde facultades, clubes, dependencias municipales, provinciales, hasta un hipódromo. Todo junto compone un collage de actividades que podrían considerarse incompatibles. Todas ellas sin distinción alguna, se encuentran hoy devorando por igual el mayor espacio verde de la ciudad, interpretándolo como si fuese una gran parcela vacante donde pueden operar libremente según lo demanden.
Toda intervención parece posible. Se talan árboles, se impermeabilizan grandes superficies para estacionamiento privado, se construyen diversos edificios irracionales, se enrejan sectores con la excusa de brindar seguridad, se densifican estadios.

De esta manera es como edificios mal resueltos, carentes de todo tipo de sensibilidad, se amontonan sobre los bordes del bosque y en su interior, conformando auténticas murallas que impiden la posibilidad de adentrarnos rápidamente en las escasas áreas recreativas que aún sobreviven.
¿Cuánto queda realmente para uso público?
En la imagen satelital se puede observar la silueta de lo que por algún tiempo fue la superficie del bosque, hoy invadida exponencialmente por todo tipo de construcciones. También pueden apreciarse las escasas áreas públicas de la actualidad principalmente en torno al museo y teatro del lago (hoy en día abandonado).

El boque no es, ni jamás debió ser interpretado como aquel espacio vacante donde se puede construir según el antojo de las diferentes gestiones esquivando los debates implicados en resoluciones urbanas de mayor complejidad. El bosque debe funcionar como un área urbana integradora entre los barrios y partidos que lo rodean, capaz de permitir la asociación entre los habitantes. Un lugar apto para las actividades recreativas al aire libre, un pulmón verde en una ciudad cada día más densificada y saturada de gris cemento. NO NAME Arquitectura