PLANIFICACIÓN EFÍMERA
Actualizado: 22 mar 2022
¿Qué pasa con la ciudad planificada que se va des-planificando a medida que crece?
¿Qué sucede cuando una ciudad crece y avanza en el territorio? ¿Cuándo supera sus límites? ¿Quién o cómo se determina ese crecimiento? ¿Hacia dónde avanzamos? ¿Hacia dónde crecemos? ¿Y hacia dónde no?
La Plata fue diseñada y planificada hace más de un siglo para ser la capital de la provincia de Buenos Aires. Más conocida como la “ciudad de las diagonales”, y según rumores se cree que su inspiración nace en la “France- Ville” que describe el conocido escritor Julio Verne en su libro “Los quinientos millones de la Begun”.

Teóricamente fueron construidas a través de las ideas del higienismo que comenzaba a tomar importancia en esa época. Esto implica un mejoramiento en las condiciones de salubridad para evitar el hacinamiento y la propagación de enfermedades y epidemias que venían castigando los grandes aglomerados urbanos europeos como lo fueron el cólera y la fiebre amarilla.
Con este bagaje ideológico se dispusieron a crear esta “ciudad soñada”. El trazado de la cuidad es una cuadricula que ocupa 25 km cuadrados. Tampoco se salvaron los arboles de la planificación. Se plantaron estratégicamente diferentes tipos de arboles para diferenciar las calles, avenidas y diagonales.

FOTOGRAFÍA DE FERNANDO FARIÑA
Una ciudad diseñada geométricamente para responder a cuestiones higiénicas, de circulación, de apropiación, de orden. Pero que nunca se pensó más allá del cuadrado de 30 manzanas iniciales del 1886. Se diseñaron veredas, avenidas, árboles, pero nunca se pensó más allá del cuadrado de origen. Indiscutidamente uno puede observar la mancha aérea del avance del crecimiento de la ciudad y definir el límite que presenta la circunvalación, y como las viviendas ajenas a ella se van dispersando en el territorio. Fuera de los 25 km2 no se consiguen distinguir diagonales. Ni avenidas arboladas. Ni el tan premiado criterio de diseñar una plaza verde cada 6 manzanas.

FOTOGRAFÍA DE FERNANDO FARIÑA
La falta de planificación urbana en nuestra ciudad, la ubica en peligro inminente de deterioro y destrucción de la calidad de vida en general, de su patrimonio cultural, edilicio y urbanístico en particular. La excepcionalidad en las modificaciones urbanas en general, son meramente improvisaciones camufladas de legitimidad, que no forman parte de una verdadera planificación urbana.
El diseño de la estación de trenes, o de colectivos, dentro de uno de los centros más transitados de la ciudad. La no posibilidad de atravesar con facilidad los centros urbanos. La falta de diseño en plazas. El ancho de las calles que quedó relegado a un siglo pasado. Una suma de problemáticas que por falta de diseño a gran escala o de intervenciones públicas van degenerando la calidad de la “ciudad soñada”.
La ironía de la ciudad planificada. Morir por falta de planificación.
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